Espen (35), padre de dos niños, sufrió un derrame en Año Nuevo. Descubre su experiencia usando el asistente de escalera AssiStep.

Padre de familia activo

Como muchos hombres en sus 30, Espen es padre de dos, y estaba viviendo un ritmo de vida acelerado.

En la noche de Año Nuevo de 2015, algo ocurrió. Su mujer y él estaban visitando la cabaña de otra pareja cuando Espen se empezó a sentir mal y empezó a vomitar. Su mujer se preguntó si quizá estaba sufriendo un derrame, lo que resultó ser cierto. Había sufrido un derrame hemorrágico en el tronco encefálico. No estaban seguros de si iba a lograr sobrevivir.

De ser una persona activa que salía a montar en bici, jugaba al golf y con sus hijos, teniendo el menor tan solo 11 meses en ese momento, de repente se encontró a si mismo incapaz de caminar, hablar o comer por sí solo. Pasó a ser totalmente dependiente del cuidado de otros.

La obstinación llevó a celebración y mejora

La insistencia en celebrar el cumpleaños casi por despecho resultó ser una gran idea. Después de mucho trabajo y con la gran ayuda de ciertas cosas, como la posibilidad de quedarse en un centro de rehabilitación, ha aprendido a subir las escaleras de manera independiente. ¡Y eso requiere voluntad!

Cuando Espen volvió a casa dormía en el salón de la planta baja, y en el verano de 2016 la pareja se dio cuenta de que había que reconfigurar la casa y llevar las habitaciones a la planta baja.

Un consejo afortunado acerca del asistente de escalera AssiStep

En un principio Espen no subía las escaleras por sí mismo. Necesitaba estar acompañado. Con frecuencia tenían que ser dos para asegurar una ayuda segura. Con la ayuda del asistente de escaleras AssiStep, ahora puede subir y bajar las escaleras porque ya está en forma.

Han pasado dos años y medio desde su derrame, y habiendo sido totalmente dependiente de otros, ahora puede estar en casa solo sin asistencia.

Derrames y movilidad

Existen diversas maneras en que un derrame puede afectar a la movilidad, dependiendo de la severidad del derrame y a qué regiones del cerebro haya afectado.

Normalmente, los síntomas afectan solo a una parte del cuerpo, normalmente el lado opuesto de la parte afectada del cerebro. Por ejemplo, la hemiplejia y la hemiparesia implican parálisis y debilidad en un lado del cuerpo. Los problemas de equilibrio son comunes, y dificultan la capacidad de caminar.

Un derrame puede afectar a la corteza cerebral y un potencial efecto es la apraxia, un trastorno motor. Uno de los muchos tipos de apraxia se llama apraxia de la marcha, que conlleva una pérdida del funcionamiento de los miembros inferiores no relacionado con una discapacidad de las funciones motoras y sensoriales.

El cerebelo está relacionado con la coordinación de movimiento, y si esta parte del cerebro se ve afectada por un derrame, la víctima puede mostrar ataxia, incluyendo síntomas que afectan a la marcha y vértigo.

Debido a todos estos potenciales efectos sobre la movilidad que puede tener un derrame, caminar puede ser difícil para el paciente, que puede mostrar dificultad para mantenerse estable incluso en suelo llano. Si a esto añadimos mayores requerimientos de coordinación y fuerza muscular para poder caminar, además del riesgo de caerse, subir las escaleras parece una tarea casi imposible.

Movilidad en la vida cotidiana

Una parte importante de la rehabilitación posterior tiene que ver con la habilidad de la persona para llevar a cabo su vida diaria. Los terapeutas ocupacionales y físicos normalmente están implicados en esta parte del proceso, ayudando al paciente con respecto a sus capacidades y habilidad física requerida para mantener o incrementar su autonomía.

La movilidad funcional es algo que la mayoría de la gente da por hecho, hasta que esta se ve reducida por una razón u otra. Ser capaz de caminar o realizar otros movimientos es algo esencial para tu capacidad de cuidarte a ti mismo. Una disminución de este funcionamiento puede traducirse en ser incapaz de hacer muchas de las cosas que deberías poder hacer sin ayuda.

Muchos pacientes de derrames y personas que sufren otras discapacidades y lesiones experimentan una severa disminución en su capacidad de subir las escaleras de manera independiente, incluso cuando pueden caminar sobre suelo llano correctamente. Para alguien que viva en una casa de varias plantas, esto puede traducirse en una pérdida del acceso a una gran parte del hogar, o en volverse dependiente de la ayuda de otras personas para poder llevar a cabo tareas diarias. Por tanto, cualquier dispositivo o medida que permita a alguien subir las escaleras por si solos puede traducirse en un incremento en su independencia. Para algunos, esto podría proveerles más años de vida independiente en casa.